Barcelona ha logrado reducir hasta cuatro grados la temperatura en algunos puntos de la ciudad gracias a la creación de zonas de sombra y al aumento de la vegetación. Según un estudio realizado por el Ayuntamiento, estas medidas forman parte del plan para combatir el efecto isla de calor, un fenómeno que eleva las temperaturas en las áreas urbanas debido a la acumulación de asfalto y edificios.
El informe destaca que las áreas con más árboles y superficies permeables, como parques y jardines, registran diferencias térmicas significativas respecto a las zonas con menos vegetación. Por ejemplo, en el distrito de Sant Martí, donde se han implementado corredores verdes, se han observado descensos de hasta cuatro grados durante los días más calurosos.
Además de la plantación de árboles, el consistorio ha impulsado otras iniciativas, como la instalación de pavimentos reflectantes y la ampliación de fuentes públicas. Estas acciones no solo contribuyen a refrescar el ambiente, sino que también mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente durante las olas de calor.
El Ayuntamiento subraya que estos resultados refuerzan la importancia de continuar invirtiendo en infraestructuras verdes y en políticas urbanas sostenibles. El objetivo a largo plazo es convertir Barcelona en una ciudad más habitable y resiliente frente al cambio climático.