Francia está dando pasos firmes hacia el renacimiento de la energía nuclear como parte clave de su estrategia energética. El gobierno francés, liderado por Emmanuel Macron, ha confirmado su compromiso con esta fuente de energía, que representa alrededor del 70% de la electricidad generada en el país. La decisión se enmarca en un contexto europeo de búsqueda de alternativas para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y cumplir con los objetivos climáticos.
El plan incluye la construcción de al menos seis nuevos reactores nucleares de tecnología EPR, con la posibilidad de ampliar el número en el futuro. Estos proyectos, que podrían estar operativos a partir de 2035, buscan modernizar el parque nuclear francés, actualmente envejecido, y garantizar el suministro eléctrico a largo plazo. Además, se prevé extender la vida útil de los reactores existentes siempre que cumplan con los estándares de seguridad.
La apuesta por la energía nuclear ha generado un intenso debate en Francia, donde algunos sectores critican los elevados costes y los riesgos asociados a esta tecnología. Sin embargo, el gobierno defiende su postura argumentando que es una solución limpia y estable para descarbonizar la economía, complementando a las energías renovables. Este movimiento también refuerza la posición de Francia como líder europeo en energía nuclear, en contraste con países como Alemania, que ha optado por abandonarla.
El proyecto requerirá inversiones millonarias y una estrecha colaboración con empresas como EDF, la eléctrica estatal francesa. A pesar de los desafíos, el ejecutivo galo confía en que la energía nuclear seguirá siendo un pilar fundamental para alcanzar la neutralidad climática en 2050, al tiempo que se asegura la independencia energética del país.