El Ministerio de Consumo ha anunciado la prohibición de la venta de dulces y snacks con altos niveles de azúcar, sal o grasas saturadas en las máquinas expendedoras de colegios, hospitales y centros deportivos. La medida, que entrará en vigor en los próximos meses, busca combatir la obesidad infantil y promover hábitos alimenticios más saludables entre los jóvenes.
Según el ministerio, los productos afectados incluirán chocolatinas, bollería industrial, patatas fritas y refrescos azucarados, entre otros. En su lugar, las máquinas ofrecerán alternativas como fruta fresca, frutos secos sin sal añadida, yogures naturales o agua. La normativa forma parte de un plan más amplio para reducir el consumo de alimentos ultraprocesados en España, donde el 40% de los niños tiene sobrepeso.
La iniciativa ha recibido el apoyo de asociaciones médicas y de nutrición, aunque algunos sectores de la industria alimentaria critican que se limite la libertad de elección. El Gobierno defiende que la salud pública debe primar sobre los intereses comerciales, especialmente en espacios frecuentados por menores. Las comunidades autónomas serán las encargadas de supervisar el cumplimiento de la nueva regulación.