Un jubilado de 72 años ha decidido cumplir una condena de prisión en lugar de pagar una multa de cientos de euros por un error al tirar la basura. El hombre, residente en el municipio de Sant Joan Despí (Barcelona), fue sancionado por depositar bolsas de residuos en un contenedor que no le correspondía, algo que atribuyó a un despiste.
La multa ascendía a 750 euros, una cantidad que el afectado consideró desproporcionada y se negó a abonar. Ante esta situación, las autoridades judiciales le ofrecieron la posibilidad de sustituir el pago por una pena de ocho días de cárcel, opción que aceptó sin dudarlo. El jubilado declaró que prefería ir a prisión porque tenía tiempo y no quería gastar ese dinero en una sanción que consideraba injusta.
El caso ha generado debate sobre la rigidez de las sanciones por infracciones menores relacionadas con la gestión de residuos. El hombre explicó que cometió el error al confundirse de contenedor, algo que puede ocurrirle a cualquiera, y criticó que las multas sean tan elevadas para este tipo de faltas. A pesar de las críticas, el ayuntamiento mantiene que las normas están claras y son necesarias para garantizar el correcto reciclaje.
Finalmente, el jubilado cumplió su condena en un centro penitenciario, donde pasó una semana antes de ser liberado. Su decisión ha llamado la atención sobre cómo las políticas de sanciones pueden afectar especialmente a personas con pocos recursos económicos, que en ocasiones prefieren asumir penas alternativas antes que hacer frente a multas que consideran abusivas.